jueves, 28 de marzo de 2013

MIÉRCOLES SANTO, día de polémicas.

Este Miércoles Santo pasará a la Historia como una jornada distinta, más bien rara y cargada de polémicas. La meteorología que deja a algunas hermandades sin salir, otras hermandades se arriesgan y se mojan un poco, otras protagonistas de polémicas, etc.


En cuanto a lo meteorológico, la jornada empezaba con la suspensión de las salidas de la Sed y San Bernardo, que manejaban unos partes muy poco halagüeños: un 80% de posibilidad de chubascos hasta las siete de la tarde. Con todo esto, y sin prórrogas de por medio, las dos primeras cofradías que ponían la cruz de guía en la calle el Miércoles Santo suspendían la estación de penitencia.
Parecía que iba a ser un día como el del Martes Santo, pero no fue así. Cuando las miradas iban hacia Omnium Sanctorum en busca de la tercera suspensión, se encontraban con que el Carmen Doloroso estaba convencido para salir. Siendo la primera del día en Carrera Oficial y con las dos siguientes en sus templos, tenía margen suficiente para planteárselo. Así, con alrededor de una hora de retraso, el hermano mayor, Antonio Saldaña, comunicaba la decisión de salir ya que el parte que manejaba la hermandad era de que a las seis mejoraba el tiempo. No obstante, a esa hora, sobre las 15.45 horas, el sol había salido en la calle Feria aunque la Agencia Estatal de Meteorología confirmaba el mismo parte de por la mañana.
El Carmen arriesgó, y lo que en un principio era una temeridad, se convirtió en acierto, porque no cayó ni una gota hasta pasadas las diez de la noche, cuando esta cofradía ya estaba en la calle Feria.
A su hora prevista, las cinco de la tarde, el Buen Fin comunicaba que no realizaría la estación de penitencia. Los críticos con la decisión del Carmen tenían más argumentos.
Sin embargo, y como también sucedió el Domingo de Ramos, los partes ofrecidos por la AEMET fallaron y el frente que venía por el Golfo de Cádiz pasó sin rozar a la capital hispalense. Así, y con una hora de retraso, la Lanzada y el Baratillo se ponían en la calle. La primera recortó el recorrido por Cervantes y San Miguel, en vez de por la Alameda.


Destaca también, la polémica protagonizada por la hermandad de Los Panaderos; cuando el reloj marcaba las 22.30 horas y comenzaba a llover. En ese momento, Los Panaderos, cuya cruz de guía se encontraba en el inicio de la Carrera Oficial y el palio de la Virgen de Regla en García Tassara, decidía volver a su capilla atravesando la Campana. El problema era que por la calle Cuna venía de vuelta la Lanzada, que también se estaba mojando y que necesitaba llegar cuanto antes a San Martín. En ese momento, los Panaderos se coló por delante de la Lanzada, que debería haber tenido preferencia al ser su itinerario habitual, y se vivieron momentos de tensión entre ambas corporaciones.
Algunos contaban que incluso se llegaron a insultar algunos nazarenos. Pero es que, además de colarse, el misterio de los Panaderos se recreó en la Campana: marchas, costeros, izquierdos y paradas para encender las velas incluso.
La tensión se mascaba en el ambiente. Las críticas a la hermandad de la calle Orfila arreciaban en todos los foros, sobre todo en Twitter, donde llegó a convertirse entrending topic nacional. Había incluso quien se preguntaba si esta hermandad sería sancionada, y si correría con los gastos de los desperfectos que la lluvia hubiera podido ocasionar en la Lanzada.
Con este panorama, la cruz de guía de la Lanzada amagaba con irrumpir en mitad del cortejo de los Panaderos para pasar… pero la actitud de los Panaderos no cambiaba. El misterio seguía a los suyo y el palio, lo mismo, a un ritmo muy despacio mientras la Lanzada se encontraba comprimida en Cuna, con el misterio a la altura del restaurante San Marcos.
Cuando al Virgen de Regla, por fin, terminaba la revirá que la introduciría en Orfila, gran parte del público comenzó a silbar a los Panaderos por esta actitud insolidaria mostrada con la Lanzada. El público, así, se unía al circo montado con una clara falta de respeto y educación hacia la imagen y el resto de la hermandad que no tenían culpa de lo que allí estaba ocurriendo.
La Lanzada ya podía pasar, y en vez de seguir con el itinerario lógico, bordeó la calle Orfila por Martín Villa y Santa María de Gracia. La Virgen de Regla, por su parte, se levantaba a pulso
Un conflicto que demostraba, una vez más, la incapacidad del Consejo para arreglar la situación, ya que el propio presidente, Carlos Bourrelier, que se encontraba en el Palquillo de la Campana, decía no conocer lo que había ocurrido.
La lluvia había cesado, aunque la Hermandad del Baratillo, que había recortado su itinerario para acceder al Postigo directamente por Fray Ceferino, regresó a toda prisa a su capilla.
El Cristo de Burgos, por su parte, siguió su camino, al igual que hizo las Siete Palabras. No obstante, ambas cofradías aligeraron el paso para entrar lo antes posible en sus templos, ya que un nuevo frente se acercaba, aumentando el riesgo a partir de las doce de la noche.
El palio de Madre de Dios de la Palma hacía su entrada en San Pedro a la una en punto de la madrugada, media hora antes del horario previsto, y sin sufrir más aguaceros.
Justo cuando entraba el palio del Cristo de Burgos, comenzaba a llover de nuevo, sorprendiendo a la cofradía de las Siete Palabras que regresaba por Alfonso XII. Los tres pasos apretaron el ritmo y la hermandad conseguía meter el palio de la Virgen de la Cabeza en San Vicente pasadas las 1.30 de la mañana.
Se cerraba así un Miércoles Santo que, si en un principio parecía que el Carmen iba a erigirse como protagonista de la jornada, le dejó este puesto a los Panaderos, que por segundo año consecutivo se convirtió en el objeto de las críticas.

Los Panaderos se luce de vuelta a su capilla en Campana, sin dejar paso a la hermandad La Lanzada, que se encuentra atrapada en la calle Cuna, casi mojándose:



Pitadas al palio de Los Panaderos:





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